En estos tres años hablando a mis hijos en inglés, ha habido varios momentos en los que me he sentido muy contenta por haber tomado esta decisión.
Estos momentos se han dado sobre todo con mi hijo mayor. Aunque también hay muchos ahora con el peque porque está empezando a decir sus primeras palabras.
Son situaciones en las que he podido ver como mi hijo mayor es totalmente bilingüe. A pesar de que nosotros, sus padres, no somos hablantes de inglés nativos, él comprende el español y el inglés y lo habla como si nosotros fuéramos nativos.
Son anécdotas muy gratificantes, divertidas y que dan sentido al esfuerzo que han supuesto sobre todo los dos primeros años hablando a mis hijos en una lengua extranjera y calman todas las dudas que tuve en su momento y que poco a poco se van diluyendo con los grandes avances en el desarrollo del lenguaje de los peques.
En concreto, el otro día, fuimos al oculista para echar un vistazo a los ojos del mayor. Con tres años, no sabía bien cómo iban a mirarle si tenía dioptrías o no, pero fue sencillo.
En la pantalla donde normalmente ponen las letras, le pusieron dibujos. Las imágenes eran en blanco y negro. Había una casa, un sol, un gato, una persona... Y como a los mayores con las letras, en cada línea iban siendo cada vez más pequeños.
El doctor, le iba preguntando qué era el dibujo que estaba señalando, y mi hijo lo iba diciendo.
Contestaba en inglés: house, flower, cat, sun...
Le dije al oculista, que él hablaba en inglés pero que le entendía bien si le hablaba en español.
Y entonces, mi hijo cambió de idioma y empezó a nombrar los dibujos en castellano. Palabras que yo nunca le había oído decir en español: casita, gatito...
¡Qué dulce! ¡Que voz tan bonita! Tanto mi marido como yo tuvimos una sensación de emoción muy grande.
Nuestro peque, sabe que un mismo objeto se puede nombrar de varias maneras según con quién estés hablando. Y a raíz de lo que le dijimos al doctor, supo identificar que con el doctor había que hablar en castellano.
Fue un gran momento.
La verdad, es que últimamente estoy encantada con el desarrollo de su lenguaje. Para él está siendo un proceso normal, fluido. Se comunica como cualquier niño monolingüe, expresa lo que quiere, construye frases y te cuenta cosas.... Eso sí, todavía al nivel de un peque de tres años (de los que han tardado en hablar).
Estos momentos especiales que se salen de la rutina y en los que ves a los peques en una situación diferente son geniales. Esta aventura es genial.
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